ACEPTAN LAS FARC RESPONSABILIDAD POR MILES DE SECUESTROS EN COLOMBIA

 ACEPTAN LAS FARC RESPONSABILIDAD POR MILES DE SECUESTROS EN COLOMBIA
La excandidata presidencial, la franco-colombiana Ingrid Betancourt, quien fue secuestrado por las FARC, reacciona cuando habla durante una reunión de víctimas y familiares con la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en Bogotá el 23 de junio de 2021, durante un evento de la Comisión de la Verdad.
La excandidata presidencial, la franco-colombiana Ingrid Betancourt, quien fue secuestrado por las FARC, reacciona cuando habla durante una reunión de víctimas y familiares con la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en Bogotá el 23 de junio de 2021, durante un evento de la Comisión de la Verdad. © Juan Barreto / AFP

(France 24)

24/06/2021.-  Por primera vez tras la firma del Acuerdo de Paz, miembros de la exguerrilla de las FARC y algunas de sus más de 21.000 víctimas de secuestro sostuvieron un encuentro cara a cara en el marco de la Comisión de la Verdad. Los excombatientes convertidos en políticos reconocieron sus responsabilidades en el flagelo, mientras la mayoría de víctimas presentes, entre ellos la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, señaló que aún queda mucho por hacer en términos de perdón, verdad y reparación.

El secuestro en el marco del conflicto armado colombiano, una herida histórica aún por cerrar. Privar de su libertad a miles de personas durante cerca de seis décadas de conflicto interno es el delito que más fracturó a la sociedad de este país, apuntó durante el evento el sacerdote Francisco de Roux, presidente de la denominada Comisión de la Verdad.

Este miércoles, a instancias de este organismo, algunas víctimas y victimarios se reunieron en una especie de “confrontación”. El objetivo: promover el reconocimiento y atribución de responsabilidades por parte de las FARC ante sus exsecuestrados y dignificar a las víctimas del flagelo, parte de los compromisos que tienen con el pacto de paz.

Se trata de un acto significativo, tras décadas en que la extinta guerrilla no reconocía el delito al llamar a sus rehenes “prisioneros de guerra”. Además, se da en medio de las tareas que tiene la Comisión de la Verdad, creada por el Acuerdo de Paz de 2016 entre la extinta guerrilla de las FARC y el Gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos.

Pero además de acudir a la Comisión, el mecanismo de justicia transicional -la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)- les exige a los victimarios que reconozcan el delito o de lo contrario, se someterían a la apertura de un juicio criminal que puede conducir a la imposición de penas de prisión de hasta de 20 años.

De un lado, estuvieron presentes familiares de víctimas y exsecuestrados, entre ellos la excandidata presidencial Ingrid Betancourt quien permaneció más de seis años retenida por las FARC. Del otro, antiguos altos mandos de la antigua guerrilla: Rodrigo Londoño, el último comandante del entonces grupo armado hoy transformado en el partido político Comunes, del que es presidente; así como los exjefes guerrilleros Carlos Antonio Lozada, ahora senador tras las curules que las FARC recibió gracias a la firma del Acuerdo, Pastor Alape, actual miembro de la dirección nacional de Comunes y Pedro Trujillo, hoy consejero político del mismo movimiento.

Se calcula que al menos 37.128 secuestros se llevaron a cabo en el contexto del conflicto armado colombiano, 61% por parte de las guerrillas y 28% por grupos desconocidos, según indicó el Centro Nacional de Memoria Histórica. De acuerdo con la JEP, de ellos al menos 21.396 fueron personas privadas de su libertad a manos de las FARC.

Los líderes de la extinta guerrilla aceptaron la responsabilidad de decenas de miles de secuestros a principios de este año. Los excombatientes, incluido el máximo líder Rodrigo Londoño, reiteraron su remordimiento este miércoles. Sin embargo, la reunión de este 23 de junio también dejó críticas y reproches por parte de algunas víctimas presentes.

Betancourt: “Yo quería que hablaran desde el corazón, no desde la política”

De los crímenes ejecutados por las FARC, el secuestro fue probablemente el que más heridas generó entre los colombianos, que siguieron durante años y, a veces, décadas los casos de los retenidos. Golpeó a todos los estratos económicos y grupos sociales, pero su mayor blanco fueron personas del sector empresarial, ganaderos, policías, políticos, militares, comerciantes y hacendados.

La retención forzosa fue una estrategia injustificable utilizada durante la guerra con objetivos financieros, políticos, de control territorial e incluso venganza, recuerda el Centro Nacional de Memoria Histórica, que causó dolor a miles de personas y sus familias. Ante este contexto, las víctimas presentes en el encuentro exigieron perdón, verdad y reparación.

Ingrid Betancourt, quien fue liberada en una operación del Ejército colombiano denominada Operación Jaque, cuestionó a cada uno de los exsecuestradores presentes por enfocar sus discursos en el acuerdo de paz y la política y no en ser empáticos con sus víctimas. “Yo quería que hablaran desde el corazón, no desde la política”, dijo y agregó que mientras ella y otras víctimas lloraban en el evento, los excombatientes tenían los ojos secos.

Betancourt les recordó a las FARC el asesinato en cautiverio del exgobernador del departamento de Antioquia Gilberto Echeverri, a pesar que de rodillas suplicó por su vida. La excandidata presidencial también instó a una reparación económica.

No obstante, Betancourt agradeció a algunos exguerrilleros que han tratado de comprender el sufrimiento de los secuestrados y sus familias. Destacó las palabras de Emiro Ropero, quien fue comandante del frente 33 de las FARC, por “tratar de imaginar lo que puede llegar a sufrir una persona secuestrada y encadenada y el dolor de una familia al seguir buscando el cadáver de su familiar.

Asimismo, reconoció el “esfuerzo” de Rodrigo Londoño, de admitir el crimen cometido. Y a este hombre, máximo dirigente de las FARC antes de acogerse al proceso de paz, le preguntó acerca de la reparación de las víctimas.

“Reparar a las víctimas es un tema tabú en Colombia, y yo le pregunto:¿cómo? ¿Cómo va a reparar a las víctimas? ¿Dónde están los recursos del narcotráfico que atesoraron por años? Porque esos recursos son los que tienen que ir para reparar a las víctimas”, indicó la excongresista.

El evento contó con testimonios de otras siete víctimas. Fue una reunión agridulce, pues algunos acusaron a los excombatientes de evitar pedir perdón, lo que generó tensión. El ganadero Roberto Lacouture, a quien las FARC secuestraron en 1989, recordó con lágrimas que lo tuvieron amarrado y que después de que fue liberado, esa guerrilla siguió persiguiendo a su familia.

«Tuvimos 15 secuestros, un tío fue asesinado. No estuvimos y no estamos de acuerdo con este proceso de paz, con cómo se llevó a cabo. Nosotros queríamos que no fueran al Congreso, que fueran a la cárcel. Creemos que necesitan un castigo por lo que nos hicieron, por toda la violencia generada en este país», dijo.

Diana Daza, esposa de Lacouture, aseguró: «Cuánto peso tenemos que cargar las familias cuando sucede un hecho como estos. 31 años después creo que no he terminado de hacer mi duelo».

Pero también destacó el trabajo de la Comisión de la Verdad y pidió a las víctimas de las FARC que «deben darse la oportunidad de asistir a un proceso de estos para que sanen su corazón».

«Ustedes señores de las FARC convirtieron el dolor de 20.000 familias en mercancía intercambiable por dinero llevando a la máxima degradación al ser humano al humillarlo a niveles impensables», replicó por su parte Carlos Cortés, hijo de otro ganadero retenido.

Entretanto, Armando Acuña, quien se desempeñaba como concejal cuando fue raptado por las FARC en 2009, aseguró que perdona a sus verdugos y les pidió hacer todo lo posible por luchar por la paz.

«He perdonado, dejar de envenenar mi espíritu (…) Quiero pedir (a las FARC) que hagan todo lo humanamente, e incluso inhumanamente posible por la paz de este país», dijo.

Otros afirmaron que era necesario hacer más, especialmente en la búsqueda de restos de rehenes que murieron mientras estaban en cautiverio. «No hay día en que me levante y no piense en ellos», dijo Helmuth Angulo, cuyos padres fueron secuestrados y asesinados por las FARC en 2000.

Trujillo: «Cómo no sentir vergüenza por esas conductas que causaron tanto dolor»

Aunque el encuentro demostró las heridas abiertas que el secuestro aún deja para muchos, algunos excombatientes admitieron el flagelo. “Cómo no sentir vergüenza por esas conductas que causaron tanto dolor. Son muchas las cosas que no debieron existir en este conflicto y una de ellas es el secuestro. Lamento haber incurrido en esa práctica”, afirmó el exguerrillero Pedro Trujillo, actual consejero político de Comunes.

“A quienes nunca regresaron y a sus familiares les suplicamos perdón. También a la sociedad colombiana. Somos conscientes que nada puede justificar el dolor”, afirmó por su parte Rodrigo Londoño.

Mientras el antiguo comandante de las FARC, Carlos Antonio Lozada emitía su discurso, y ante los reclamos de asistentes para que sus exverdugos pidieran perdón, el excombatiente Carlos Antonio Lozada respondió que lo han hecho en repetidas ocasiones.

«Por supuesto que pedimos perdón, pero queremos que no sea algo impostado que salga aquí. Nosotros hemos pedido perdón muchas veces, por muchos actos. Aquí puedo pedirlo, no perdemos absolutamente nada, lo hemos solicitado en innumerables espacios, pero queremos que eso salga y brote del corazón, de lo profundo, en un momento en el que nazca, y no algo impostado para efectos de un registro en la prensa, por eso no lo hemos dicho aquí, porque este acto tenía otra connotación», aseguró Lozada.

En el pasado, los excombatientes han pedido perdón en reuniones privadas con las víctimas y entregado información que podría ayudar a localizar los restos de decenas de personas que murieron durante el secuestro.

El reconocimiento del secuestro, una exigencia de la JEP

Este cara a cara entre víctimas y victimarios se produjo luego de que el pasado enero, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) emitiera su primera acusación contra ocho altos mandos de la antigua guerrilla, entre ellos Londoño, presente en el evento de este miércoles.

La resolución los acusó de crímenes de guerra y de lesa humanidad, precisamente por los secuestros que cometieron durante décadas, así como homicidio, tortura, atentados a la dignidad personal, violencia sexual y desplazamiento forzado. Fue la primera resolución en la que les atribuyó “responsabilidad de mando”, una acción ampliamente esperada por las víctimas y en la que la Jurisdicción consideró que no se trató de errores en medio de la guerra, como señalaron los exmiembros de las FARC.

«Se evidencia de manera consistente el sufrimiento causado a las familias por el ocultamiento de la suerte de los secuestrados, la venta del cadáver, el doble pago del rescate, cambiar un familiar que pagó por otro y cobrar de nuevo, burlas, amenazas e insultos y otras formas de vulneración emocional sin consideración del sufrimiento», aseveró en ese momento la magistrada de la JEP Julieta Lemaitre Ripoll.

Desde entonces, los acusados recibieron 30 días de plazo para aceptar su responsabilidad o de lo contrario, serían imputados. Aunque ya lo han reconocido, el encuentro de este 23 de junio es parte del proceso.

De no admitirlo, los señalados se arriesgarían a un juicio en el que enfrentarían penas de hasta 20 años de cárcel.

Volver a ver a sus víctimas a la cara y pedir perdón son pautas del acuerdo de paz que busca la reconciliación entre millones de colombianos. Pero en medio de la ola de violencia, incluidas las muertes de líderes sociales y desmovilizados de las FARC, así como el surgimiento de disidencias y el aumento de la producción de cocaína por parte de distintos grupos al margen de la ley, la idea de que la guerra en Colombia quedó atrás aún es lejana.

Con Reuters, EFE y medios locales

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