BARTLETT COMO SÍMBOLO DEL VIEJO PRI

*Bartlett como símbolo del viejo PRI
*Que AMLO asume con su nombramiento
*Y así anular la “cuarta transformación”
*Mientras Del Mazo acepta el virreinato sin chistar

Luis Alberto Rodríguez

Más que “el sistema”, tal parece que al virtual presidente electo -por la tercera parte de los electores-, se le cayó la posibilidad de impulsar lo que llamó “la cuarta transformación” del país, que en su discurso reiteradamente prometiera a los mexicanos.

El nombramiento prematuro que hiciera ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR del tristemente célebre MANUEL BARTLETT DÎAZ, que quizás pudo haberle acercado algunos de los muy pocos votos que su aliado Partido “ del Trabajo” (PT) le aportara, pero que su  pasado tortuoso como instrumento del que muchos recordamos como el fraude electoral que llevó a la presidencia a  CARLOS SALINAS DE GORTARI, al que AMLO consideraba jefe de “la mafia del poder” y a quien tanto criticara y en ese entonces de la elección presidencial de 1988,  contra del ingeniero CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, le inhabilita desde ahora, aún antes de tomar el poder constitucional, como  conductor fiable del cambio institucional que demanda el país.

Podrá el virtual presidente justificar el nombramiento de BARTLETT como el que será responsable de la Comisión Federal de Electricidad,  en términos de su larga experiencia y sus luchas a favor del sector eléctrico, pero la connotación política de esa decisión  en términos de su vinculación con CSG será siempre indeleble y en términos actuales sugiere la del mismo AMLO       con ese ex presidente cuya sola figura representa lo que millones de mexicanos pretendieron dejar atrás el pasado 1 de julio y con las copiosas votaciones a su favor: el llamado liberalismo económico.

Cierto que un mandatario tiene todo el derecho de nombrar a quien considere útil para integrar su gabinete de colaboradores, pero la connotación política del que seguramente será titular de la CFE -como también fuera secretario de educación con CSG- mengua en mucho la esperanza de muchos mexicanos de que con la llegada de AMLO al poder presidencial sería posible impulsar esa “cuarta transformación” que aún sin haber sido claramente definida, suponía para muchos un cambio profundo de estructuras que llevara a una transformación económica y social, pero también política, del país, con el arribo del nuevo gobierno.

El nombramiento de BARTLET políticamente pareció más bien un pago de cuentas con el personaje principal de esa “mafia en el poder” hasta hace poco defenestrada, aún a pesar de sus recientes actuaciones como senador del PT, partido que habrá que recordar propiamente fue creada como supuestamente de izquierda por el mismo CARLOS SALINAS a través de su hermano, también de triste memoria.

En fin, aún ni siquiera ha recibido AMLO su constancia de mayoría como presidente electo y ya proyecta signos de que su mandato estará muy alejado del ideal de esa “cuarta transformación” que prometiera, así introduzca cambios significativos que, se anticipa, puedan ser necesarios, pero en el fondo también estén dirigidos a endulzar los oídos de la creciente clientela política que sostendrá a su régimen.

Con esas decisiones, no puede sino crecer también la percepción de que con el triunfo electoral de AMLO en la presidencia, reforzado con las avasallantes mayorías de su partido MORENA en la mayor parte de los congresos y entidades federativas del país, se retorna al esquema de aquel viejo PRI del presidencialismo omnipotente y las aplanadoras legislativas mayoritarias que respaldaban sus decisiones, para ejercer un poder omnímodo como el que parece ser proyectado de manera elocuente con la anunciada creación de las extrañas figuras que en los estado de la república se dice acapararán el poder de las diversas delegaciones federales  en una persona que representará obviamente al poder presidencial, posiblemente en contra de los principios de nuestro federalismo. En fin.

Y ya que citamos al ámbito estatal, resulta extraño que la mayoría de los integrantes de la otrora poderosa Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) ni individualmente -salvo me parece el gobernador electo de Jalisco, que por cierto no es de MORENA- ni como grupo, hayan aún afrontado esa anunciada decisión de AMLO de crear especie de virreyes en sus entidades con planteamientos congruentes con nuestro sistema federalista.

Llama aún más la atención que ni siquiera el gobernador del estado más importante del país, -como lo es el Estado de México-, el priista ALFREDO DEL MAZO MAZA, haya siquiera barruntado una posición en defensa de ese federalismo que muchos interpretan será disminuido con la decisión de AMLO de imponer “virreyes” en los estados como poderes paralelos. Llama la atención.

Quizás esa tibieza del mandatario mexiquense sea óbice para la especie de rebelión que en el ámbito  local ya se perfila en contra de su proyecto de nueva Ley de Seguridad Social del ISSEMyM, y enarbolan ya sus hasta hace poco aliados incondicionales como fueran los sindicatos de trabajadores del gobierno y de maestros, que al parecer buscan ya condiciones para plegarse corporativamente a los dictados del próximo gobierno federal. En fin.

 

 

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