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CUESTIONABLE UNIDAD POPULAR FRENTE AMENAZAS DE TRUMP

*Cuestionable unidad popular frente a Trump

*Que enarbolará nuevas presiones contra México

*Como parte de su estrategia “electorera”

*Se demanda re definición de política exterior

Luis Alberto Rodríguez

Una vez diluido el halo triunfalista que los seguidores del Presidente ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR (AMLO) –tanto de su partido MORENA como de la débil oposición que lo rodea- quisieron imprimir durante el llamado acto de “unidad” mal organizado en Tijuana, habrá que poner atención a la advertencia del canciller MARCELO EBRARD, que emitió en ese mismo acto, de que habrá que esperar otras nuevas presiones del estadunidense DONALD TRUMP hacia nuestro país, en el contexto de su campaña ya abierta en busca de la reelección.
Si bien el Presidente AMLO se declaró “Muy contento, satisfecho, feliz” por haber evitado una crisis financiera, con el acuerdo logrado el fin de semana, el canciller EBRARD aclaró en la conferencia de prensa mañanera de este lunes que la exigencia adicional de TRUMP de exportar grandes volúmenes de productos agropecuarios de “patriotas” granjeros norteamericanos hacia México, no formó parte del acuerdo de las negociaciones, lo que se anticipa como un nuevo tema de tensión entre ambos países, además del término perentorio de 45 días para registrar disminuciones significativas en el flujo de migrantes provenientes de Centroamérica, lo que será difícil, incluso con la cuarta parte de la actual Guardia Nacional destacada en la frontera mexicana del sur.
Por ello, AMLO mismo pidió telefónicamente a TRUMP que el término para evaluar la política migratoria se extendiera a 90 días, pues se antoja previsible que en el término convenido prácticamente sería imposible, aún con la presencia de la todavía formalmente inexistente Guardia Nacional.
La previsión de que el acuerdo para evitar los amenazantes aranceles solamente será el primer acto de un rosario de presiones que seguramente TRUMP esgrimirá contra México como parte de su estrategia para llegar a la reelección a la que aspira en las elecciones del próximo año es clara.
Ante ello, al gobierno federal le será indispensable concitar una efectiva unidad con el pueblo de México, más allá de con su grupo de incondicionales, para hacer frente a esas previsibles presiones del mandatario del norte.
Necesitará una unidad popular más allá de la proclamada discursivamente en Tijuana en el acto por una supuesta dignidad nacional que en realidad queda en entredicho al haberse condicionado el acuerdo al cumplimiento por parte de México de una cuestionable disminución sustantiva del flujo de migrantes centroamericanos en 45 o 90 días.
Quizás el principio de esta semana esté caracterizado por un cierto respiro frente a la incertidumbre que causó la amenaza de los aranceles y las consecuencias económicas que su aplicación prefiguraba, pero ello no representa que se hayan sentado bases sólidas para afrontar los retos inmediatos que debe afrontar el país.
La mejor muestra de ello lo representan las calificaciones negativas que prestigiadas calificadoras imponen a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, un grupo de bancos y la misma deuda soberana que acentúan los riesgos de una negativa recesión o por menos crecimiento negativo del país y del Producto Interno Bruto,
Pero la mayor incertidumbre radica en la expectativa de nuevas presiones “electoreras” del presidente TRUMP ante sus intenciones de reelegirse y asumir nuevamente un discurso anti México como el que capturó la aceptación de la clientela electoral que le llevó al triunfo.
Eso demandará una definición más firme de la política exterior de nuestro país frente a los embates del país del norte y su presidente y que dé respuesta a la indignación generalizada de los mexicanos ante los repetidos insultos y descalificaciones de TRUMP. Se espera que tal definición sea prefigurada por el propio canciller EBRARD durante su comparecencia esta semana ante el Congreso.
Los mexicanos no podemos aceptar que derivado de las amenazas por los aranceles de TRUMP, nuestro país se convierta en el anhelado muro de Estados Unidos levantado contra los migrantes centroamericanos, en una especie de patio trasero del país del norte.
Sin tales definiciones, la pretendida unidad del pueblo mexicano en torno al gobierno federal que encabeza AMLO, como pretendió proclamar el acto de Tijuana, se revelará como un creciente distanciamiento que como el que se ha evidenciado los últimos meses en términos de una creciente polarización social, de la que el propio presidente se declara propiciador, será la tónica inevitable con la que el país enfrente los retos de s futuro inmediato. Muy grave.

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