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DEBILIDADES EN LA CONSULTA POR EL AEROPUERTO

*Debilidades en la consulta por el NAICM
*Previa a instaurar democracia participativa
*En otros temas como la seguridad nacional
*Basada  en el respeto a derechos humanos
Luis Alberto RodrÍguez

Si el propósito ulterior del presidente electo ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR al someter a tan limitada “consulta” la viabliidad o no de la suspensión de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) y acceder a dos pistas en el ahora Aeropuerto Militar de Santa Lucía, cuyo resultado será vinculatorio con su decisión definitiva al respecto, es sentar la primera base de lo que se proyecta sería la metodología de su gobierno para instaurar las principales herramientas de la llamada democracia participativa, como serían la iniciativa  popular, el plebiscito y  el referéndum, no puede sino opinarse que ese primer intento resultará fallido, sin importar los resultados de la misma y la decisión final que de ella se derive.

Si bien la mentada consulta fue una determinación propiamente personal del presidente electo, se sospecha para legitimar la decisión ya tomada por él y su equipo de futuros colaboradores, más aún cuando la suspensión de la opción en Texcoco fuera una de sus más sonadas consignas de campaña, pero que para ser congruente con su proyecto de transformación del régimen en función de una mayor participación popular en las decisiones, requería de ese instrumento de legitimación.

Sin embargo, por la precariedad de la participación ciudadana que posibilita la organización de la consulta, controlada por sus propios incondicionales de su partido MORENA y que no representará en el mejor de los casos ni el uno por ciento del padrón electoral del país, por más que en su discurso LÓPEZ OBRADOR proclame que se trató de la expresión auténticamente popular, deberá recordar sus propias palabras en el sentido de que el pueblo no es tonto, sino sabio, y por ello ya desde ahora, a las vísperas de iniciada la consulta, ya se ha apercibido de sus intenciones.

Es cierto que la mayoría que le favoreció con su voto para llevarlo a la Presidencia del país lo hizo en gran medida en aras de un cambio significativo del régimen prevaleciente y que sólo podrá justificarse en términos de una mayor participación de la población en las decisiones, eso no significa que necesariamente se tengan que improvisar figuras como loa consulta ciudadana, en aras de justificar decisiones que pudieran haber sido ya tomadas, sobre todo en temas como los del aeropuerto, donde los criterios eminentemente técnicos, como los que son propios de la aeronáutica, son los que deben prevalecer.

A todas luces, se trata de una estrategia inicial del presidente electo para prefigurar las formas que asumirá su mandato para justificar el esquema de gobierno y cambio de régimen que un tanto aún indefinidamente denomina la “Cuarta Transformación” del país, basada, como se prefigura, en la mayor participación ciudadana, pero sin renunciar a formas unilaterales de decisión que con esas figuras de participación se legitimarían.

Haría falta que también el presidente electo piense también en implementar consultas sobre otros temas que son parte de su agenda de gobierno, como la de suprimir la reforma educativa o la construcción del llamado tren maya.

Pero siempre deberá recordar que el pueblo no es tonto.

La misma convicción deberá aplicar frente a lo que ayer se prefiguró será la política de seguridad nacional de su gobierno que se dice planteó durante la clausura de los llamados foros “escucha” para la pacificación nacional, de los cuales, por cierto, fueron cancelados algunos por quien será el responsable de esa problemática como futuro Secretario del ramo, el aún legislador ALFONSO DURAZO.

Se anticipa que la política de seguridad nacional girará fundamentalmente en la creación de una Secretaría especializada que se espera coordinará los esfuerzos gubernamentales para disminuir la incidencia delictiva y contrarrestar la influencia y acciones del crimen organizado, que han convertido a esa temática como la de mayor preocupación ciudadana y por ende que reclama de las soluciones radicales que la misma población demanda.

En ocasión de la inauguración de tales foros, LÓPEZ OBRADOR sostuvo que actuar como gobierno democrático significa “escuchar a todos, atender a todos, respetar a todos”, toda vez que no se sacará adelante al país sin la unidad de todos los mexicanos.

Nadie podría estar en contra del ideal de tal unidad de todos los mexicanos, sobre todo ante la necesidad de darle a México la paz y la seguridad perdidas mediante “cambiar radicalmente el modelo de coerción policial militar, de carácter puramente reactivo, por una política de seguridad, de edición amplia y profunda, basada en un concepto integral de seguridad centrada en el imperativo de que por encima de todo está el ser humano, su vida y su patrimonio”.

Es por ello que resultó relevante el compromiso asumido por el Presidente electo, durante la clausura ayer de los citados foros, cuando adelantó que el respeto a los derechos humanos será un tema básico en academias de policía y colegios militares durante la próxima administración, pues se busca que éstos tengan una formación con control de uso de la fuerza y protección de garantías individuales.

Entre esos compromisos también resaltó el no apostar por la guerra ni al extermino de los seres humanos, pues en este tema también tiene que ver mucha la actuación del presidente, dado que cuando hay violencia extrema, el Estado no está exento de participar: “Ya basta de la simulación, de echarle la culpa a los de abajo, a los que reciben instrucciones. El jefe del Estado es el principal responsable en un estado de inseguridad. Por eso mi compromiso de no ordenar nunca la represión”, prometió LÓPEZ OBRADOR.

Entre los compromisos también destacó la creación de un consejo permanente de diálogo con la sociedad civil y además de tener el acompañamiento permanece de la Organización para las Naciones Unidas (ONU).

Finalmente, reiteró que se analizarán todas las posibilidades para lograr la pacificación, entre ellas la amnistía.

Seguramente la definición final de la política de Seguridad Nacional ayer esbozada estará fincada en tales principios, pero aún prevalece la incógnita de cómo el entrante gobierno hará posible la efectiva participación de la sociedad en el combate a las actividades delictivas y en su prevención, sin estar expuesta a las reacciones de los mismos delincuentes y sus organizaciones. Ojo.

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