EL PROBLEMA DEL AGUA

*Dimensionar todos el problema del agua
*Como responsabilidad común de la población
*Y no solamente del Estado y sus gobiernos
*Sino tomar conciencia de su ingente necesidad
Luis Alberto Rodríguez

Tras la suspensión temporal del suministro de agua que padecimos este fin de semana los habitantes delos valles de México y Toluca y la Ciudad de México a consecuencia de las necesarias reparaciones del Sistema Cutzamala que los abastece, vale la pena aquí  referirnos a algunas reflexiones consignadas por especialistas en el estudio titulado “El Agua en México: cauces y encauces”, publicado por la  Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en 2010 y presentado por el  Ingeniero JOSÉ LUIS LUEGE TAMARGO Director General  de loa CONAGUA y el Doctor. ARTURO MENCHACA ROCHA Presidente  de la Academia Mexicana de Ciencias:

El trabajo fue elaborado por 75 especialistas provenientes de 27 instituciones con disciplinas diferentes y de11 estados de la República y coordinado por BLANCA JIMÉNEZ CISNEROS MARÍA LUISA TORREGROSA Y ARMENTIA y LUIS ABOITES AGUILAR

En su Capítulo 3, titulado “Los retos del agua”, FELIPE ARREGUÍN, VÍCTOR ALCOCER, HUMBERTO MARENGO, CLAUDIA CERVANTES, PEDRO ALBORNOZ Y MARÍA GUADALUPE SALINAS, relatan, desde la perspectiva de los datos oficiales sobre la cantidad y calidad del agua del país, los retos que hay que enfrentar con el fin de contar con una disponibilidad adecuada para todos los usos, especialmente para dar de beber a las ciudades mexicanas: El reto de la gestión eficiente del agua ante el crecimiento urbano

Según la CONAGUA (2007), la disponibilidad de agua en el país hacia 1950 era de 17,742 metros cúbicos por habitante al año. La disponibilidad natural media per cápita del agua resulta de dividir el valor nacional entre el número de habitantes. En contraste, para el año 2006, esta cifra había descendido de manera alarmante al ubicarse en 4,689 metros cúbicos por habitante al año. Ese descenso permite comprender el alcance de la transformación de los usos del agua en México a lo largo de esas décadas. El agua pasó de ser un recurso considerado casi inagotable a ser un recurso mucho menos abundante.

Y lo que resulta aún más alarmante es que todo este cúmulo de circunstancias y actividades (represamiento, irrigación, explotación por parte de la industria, extracción explosiva para atender la demanda de las grandes urbes) dio origen a otro problema que acrecentó el de la escasez del agua: la contaminación. Tanto la agricultura como la industria y las cada vez más populosas ciudades se convirtieron en focos de contaminación del agua y la dejaron inservible en muchos casos.

A la larga, el represamiento de los cuerpos de agua, el crecimiento de los asentamientos urbanos y el desarrollo de grandes centros industriales, sin una infraestructura con capacidad de saneamiento suficiente, propició que muchos de los ríos se convirtieran paulatinamente en canales conductores de aguas negras o residuales, lo que causó un drástico impacto en las partes bajas de las cuencas. De igual modo, la cifra de acuíferos sobreexplotados comenzó a crecer, hasta rebasar los 100 después del año 2000. Es así como la contaminación, la sobreexplotación de los acuíferos y el desperdicio de volúmenes considerables en la agricultura y en las ciudades mostraban la necesidad impostergable de introducir cambios drásticos en el manejo del agua del país.

El enorme empuje que tuvo la estrategia de desarrollo basada en la explotación de este recurso hídrico, a mediados del siglo XX, pronto mostró rendimientos decrecientes. El agua de la nación decrecía del mismo modo.

En 1975 se creó por primera vez un mecanismo financiero para obligar a los estados y municipios a hacerse cargo del financiamiento del servicio de agua y alcantarillado por medio de préstamos y ya no más por medio de inversión federal directa.

Con una extensión territorial de 1964 millones de km2, México tiene una población de 106.7 millones de habitantes (2008), lo cual lo ubica en el décimo primer lugar del mundo en materia de población, con una tasa de crecimiento de 1.4%.

De esta población, 75% habita en localidades urbanas y la proyección al año 2030 no señala una tendencia de cambio significativo. Por otro lado, existen en el país 196,328 localidades con menos de 2,500 habitantes ( 2005).

La precipitación media en el territorio nacional es de 775 mm, equivalentes a 1,513 km3 (Comisión Nacional del Agua, 2008). De esta cantidad, 1,084 km3 se evapotranspiran y el escurrimiento superficial medio es de 400 km3, de los cuales se aprovechan 47 km3. Es importante señalar que México recibe de Estados Unidos y Guatemala 50 km3, y exporta hacia Estados Unidos 0.44 km3 de acuerdo con el Tratado de Aguas de 1944. Por otro lado, los acuíferos reciben una recarga de 78 km3 y se les extraen 28 km3.

El 77 % del agua se utiliza en la agricultura, 14 % para abastecimiento público, 5 % para generación de energía por medio de plantas termoeléctricas y 4 % para la industria.

Como muchos países del mundo, México enfrenta problemas que obligan a hacer una administración mejor para poder satisfacer las demandas de sus habitantes, entre ellos destacan la escasez, la contaminación del recurso, la necesidad de mejorar la administración del agua, la falta de ordenamiento ecológico, el impacto del cambio climático sobre el ciclo hidrológico y la poca inversión en investigación y desarrollo tecnológico en el país.

Dos terceras partes del territorio son desérticas o semidesérticas, y la ubicación de la población no corresponde con las zonas de mayor disponibilidad natural de agua.

La Comisión Nacional del Agua ha publicado en el Diario Oficial de la Federación (58 publicaciones de 2003 a 2009) la disponibilidad de las 722 cuencas que integran su territorio, donde puede notarse que son las cuencas Sonora Norte, Sonora Sur, Cuencas Cerradas del Norte, Río Bravo, Lerma Chapala y Río Balsas las que no cuentan con disponibilidad de agua, y la mayoría de ellas están incluso en déficit.

Con relación al agua subterránea, en el Diario Oficial de la Federación (2003, 2007 y 2008), la Comisión Nacional del Agua ha publicado la disponibilidad de agua de 202 acuíferos.

La situación también es crítica: los 101 acuíferos sobre explotados (de un total de 653), en el entendido de que la sobre explotación es una extracción mayor a la recarga. Además, debe anotarse que existen 69 acuíferos en los que la extracción es igual o mayor a 80% de la recarga, lo cual los ubicaría en el corto plazo también en situación de sobre explotación si no se toman medidas de control.

Sólo para poner en dimensión este problema, se estima que unos 40 millones de habitantes se ubican sobre los acuíferos sobre explotados, distribuidos como sigue: 35.3 millones asentados en localidades urbanas y 4.7 millones en localidades rurales.

El abatimiento de los niveles del agua subterránea trae como consecuencia la desaparición de manantiales, vegetación nativa, humedales, lagos, gasto base de ríos y ecosistemas locales; la disminución del gasto y rendimiento de los pozos, así como el incremento del costo de extracción, el deterioro de la calidad e intrusión del agua de mar en acuíferos costeros, y el asentamiento y agrietamiento del terreno.

Algunas propuestas de solución Las soluciones a los problemas de escasez deben plantearse a nivel de cuenca, para lo cual es necesario que se fortalezcan las diversas organizaciones relacionadas con el agua, entre las que destacan los Consejos de Cuenca, los Comités de Cuenca, los Comités de Aguas Subterráneas, los Organismos de Cuenca y los tres niveles de gobierno.

Así, es necesario propiciar acciones para lograr el equilibrio de las cuencas y acuíferos sobre explotados y evitar que lleguen a esa situación los que se encuentran en ese proceso, mediante programas de gestión integrada del recurso. Para ello se requiere plantear los instrumentos económicos, sociales y políticos que los soporten. En materia de agua subterránea, es necesario fomentar la recarga de los acuíferos mediante acciones como la Infiltración artificial de agua a los acuíferos. -Características y especificaciones de las obras y del agua, con el objeto de aprovechar el agua pluvial y de escurrimientos superficiales para aumentar la disponibilidad de agua subterránea a través de la infiltración artificial (protección al acuífero).

Por otro lado, se debe fomentar la recarga virtual. La recarga virtual es un concepto nuevo, que parte del principio de que “la mejor agua infiltrada a un acuífero es la que no se saca”.

Recientemente se ha iniciado un programa en este sentido en el Valle de México, donde por primera vez, de manera intencional, se van a sacar de operación pozos con objeto de lograr la estabilización paulatina del acuífero. Este tipo de acción requiere, en complemento, la reinyección física, la aplicación estricta de la Ley para evitar pozos clandestinos, y buscar nuevas fuentes para sustituir el agua que se extrae de un acuífero de fuentes donde no se causen impactos ambientales de consideración.

La escasez de agua en la mayor parte del país está asociada a las bajas eficiencias en su uso agrícola y público urbano. La mayor posibilidad de recuperación de agua se encuentra en el campo (donde se utiliza 77% del recurso). La superficie dedicada a la agricultura es de alrededor de 21 millones de hectáreas; de ellas, 3.5 millones de hectáreas corresponden a Distritos de Riego, 3.0 millones de hectáreas a Unidades de Riego y 14.5 millones de hectáreas a temporal.

Sin embargo, la eficiencia con que operan es muy baja, pues en los Distritos de Riego es de 37% y en las unidades de riego de 57%. Es necesario modernizar y tecnificar zonas agrícolas; incentivar el reuso del agua; promover la reconversión de cultivos de acuerdo con la disponibilidad del recurso; ajustar las concesiones de riego a la disponibilidad de agua en la región; dar el mantenimiento adecuado a la infraestructura de riego, desde las presas hasta los puntos de entrega a los usuarios, y fortalecer a las organizaciones de usuarios.

En el caso de las ciudades, los niveles de pérdidas físicas varían de 30 a 50%, y las posibilidades de recuperación de importantes volúmenes de agua están asociadas a acciones como  aumentar la eficiencia de los organismos operadores mediante acciones de control de fugas, medición, tarifas, empleo de utensilios ahorradores y la educación y comunicación;  fortalecer la autosuficiencia financiera de los prestadores del servicio de agua potable, el tratamiento de sus aguas residuales y su reuso, y  orientar el crecimiento de las ciudades hacia zonas con disponibilidad de agua.

De acuerdo con la Ley de Aguas Nacionales, el objetivo último para aprovechar de manera adecuada los recursos hídricos de una cuenca o de acuíferos relacionados es reglamentar los usos del agua en ellos.

La contaminación del agua

Las principales fuentes de contaminación del agua en México tienen su origen en la basura que se arroja a los sistemas de alcantarillado y a ríos y lagos; a las descargas de los centros urbanos y las industrias, y a las áreas agrícolas, principales responsables  de la contaminación difusa en el país. Se estima que en la actualidad se generan en México 431.7 m3/s de aguas residuales municipales y no municipales.

Al primer grupo corresponden 243 m3/s, y de ellos se colectan 207 m3/s (85%); de esta cantidad se tratan 83.8 m3/s (40.5%), y 123.2 m3/s no reciben tratamiento. Las aguas residuales no municipales ascienden a 188.7 m3/s; de ellas se tratan 29.9 m3/s (15.85%) y, del restante 84.2%, 63.52 m3/s se emplean en el riego.

El impacto de estas descargas se refleja en los cuerpos receptores. La demanda bioquímica del oxígeno es un indicador de contaminación de origen municipal y doméstico, y las regiones más contaminadas de acuerdo con este indicador son Valle de México, Golfo Norte, Lerma-Santiago-Pacífico y algunos sitios de Golfo Centro.

Con relación a la demanda química, que es un indicador que normalmente se asocia a la contaminación por descargas industriales, muestra que las regiones del Valle de México, Lerma-Santiago-Pacífico, Balsas y Golfo Centro son los que mayores niveles de contaminación presentan. El otro parámetro utilizado para medir la calidad del agua es el de sólidos suspendidos totales. Su medición indica problemas en las zonas costeras desde Colima a Guerrero, sur de Veracruz y Tabasco, y regiones de los ríos Santiago, Lerma, Bravo y Soto La Marina.

Con la proyección de los consumos del agua hacia el año 2030, el abasto de agua de las ciudades mexicanas enfrenta múltiples retos. Primeramente, se estima que el crecimiento demográfico va a continuar (a tasas decrecientes) hasta el año 2040, fecha en la cual el país podría alcanzar una población de aproximadamente 123 millones de habitantes, de los cuales alrededor de 80% habitaría en ciudades. Se estima que posterior a esta fecha, el tamaño de la población se mantendría relativamente estable durante una década, es decir, hasta el año 2050 (CONAPO, 2008).

Está claro entonces que el reto que el país tiene es conforme lo requiera el aumento de población. Esta situación pone al país ante el reto del manejo sustentable del agua.

Son algunos de los datos irrefutables que todos debiéramos considerar para dimensionar el complejo e ineludible problema del suministro y conservación de nuestros recursos acuíferos. No se trata simplemente de una obligación del Estado Mexicano y los diferentes gobiernos el solucionarlo. Es tarea de todos. O…

 

 

 

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