« INVITA HUIXQUILUCAN A LA PRIMERA JORNADA DE SALUD VISUAL 2023

Con fuego saliendo del entarimado, la fría noche en la CDMX se calentó al máximo, más aún al escuchar rolas que son favoritas de todos, como Más que amor, Love colada y Tus besos, que dieron la mejor de las bienvenidas con la nostalgia al tope y con la certeza de que todo quedó atrás, cuando Ari recibió los alaridos más ensordecedores.
Aunque Kalimba también fue muy piropeado. Luego de la euforia de las primeras canciones, cada uno tuvo oportunidad de saludar a sus fans y Lidia Ávila, Borovoy, Marichal, M’balia, Mariana Ochoa, Óscar Schwebel y Erika Zaba, todos vestidos de negro hicieron promesas y más que nada agradecieron.
«Estamos felices de que volvió el momento para vernos y ser cómplices de la historia que tiene un sólo propósito, OV7», expresó Erika. Mientras que Kalimba comentó lo innegable: «Teníamos que ser los siete juntos para ustedes y esta noche lo vamos a dar todo».
M’balia recordó que la agrupación está cumpliendo 34 años y, aceptó, «no podía ser posible sin ustedes, que han estado para bailar, cantar, abrazarnos, cuando se puede, y hacernos quienes somos hoy».
Mariana también exaltó otro festejo más, este fue el séptimo recital en el Coloso de Reforma de esta gira, aunque dijo «se siente como el primero».
Ari dio la bienvenida a «la celebración más grande de toda nuestra historia; lo que vivamos hoy, se va a quedar en nuestros corazones y en los suyos».
Lidia quiso comentar que han extrañado mucho a todos sus seguidores e hizo la promesa de que «lo que les tenemos preparado no es un concierto, es una experiencia».
Óscar remató al comentar que «esta noche puede ser todo, pero lo único que está prohibido es quererme», y justo dio paso a esa melodía.
La agrupación presentó lo mejor de su repertorio. El segundo fue con todos de blanco y el mix de las melodías Shake, shake; Magia, No me digas nada, Caleidoscópico, Desintoxicada, Desbaratándome, Tenemos un secreto, En algún lado y Volveré, que cantaron en solitario los hombres del grupo.
La banda desapareció por un momento y fue el público con varias dinámicas el que la regresó a escena. Los 10 mil reunidos cantaron Espejito, mostraron su habilidad al hacer la coreografía de No es obsesión y aplaudieron lo más fuerte que pudieron en Que triste es el primer adiós. Con su energía el respetable lo consiguió y los siete volvieron.
Con una temática de Cafetería sonaron varios clásicos de los 60’s, pero también sus propios como la máxima Aum, aum. Hubo carritos en los que entraban muy bien ellos, escenografía alusiva y, aunque la euforia no fue la misma que con el resto de sus cortes, mantuvieron la emoción de todos.
«Gracias por estar aquí esta noche, sabemos lo difícil que está allá afuera la cosa y aun así compran boletos y se los agradecemos con nuestro amor y música», expresó Schwebel.