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HOY JÓVENES Y NO VACUNADOS SON LOS MÁS AFECTADOS DE COVID

  • Las autoridades alertan de que la edad media de contagio ronda los 38 años, aunque descartan el endurecimiento de las medidas para frenar al virus
  • Adultos de 30 a 39 años hacen fila para recibir la vacuna contra COVID-19 en Ciudad de México.
  • Las cifras de la pandemia muestran una tendencia desfavorable hacia los jóvenes

CDMX, 20 de julio de 2021.- Los jóvenes y las personas que aún no han recibido la vacuna contra la COVID-19 son los protagonistas de la tercera ola de contagios en México.

El nuevo rostro de la pandemia preocupa a las autoridades sanitarias, que han visto cómo la edad promedio de los contagios se ha reducido en las últimas semanas y ya ronda los 38 años, en comparación con la que se había registrado en las dos olas anteriores, de 44 años.

La edad media de hospitalizaciones ha caído también drásticamente, al pasar de 59 a 50 años, mismo caso que la de defunciones que pasó de 65 a 59 años.

El mito del virus que solo afectaba a los adultos mayores y con enfermedades crónicas ha sido desmontado por los datos presentados este martes por el Gobierno, que apura la vacunación con la meta contrarreloj de cubrir a toda la población adulta antes de que concluya octubre.

“Hemos logrado ya una cobertura muy importante de la población mayor de 50 años y por tanto se ha trasladado a personas jóvenes”, ha advertido el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.

La mayoría de las personas con COVID en este momento son menores a 50 años y la enorme mayoría no fueron vacunadas, más del 90%”, ha dicho López-Gatell.

Tras registrar varios meses con contagios a la baja, la sensación de que el país había encontrado la luz al final del túnel de la emergencia sanitaria se ha desvanecido de a poco y los mensajes gubernamentales que aseguraban que la pandemia estaba “domada” y “controlada” han tomado ahora un tono cada vez más cauto.

Pese a todo, las autoridades sanitarias han dicho que no se endurecerán las medidas para contener la propagación del coronavirus y, en concreto, a la variante delta, que ya es la predominante en la capital, la zona más afectada por la epidemia, y se extiende con el pronóstico de dominar los contagios en las próximas semanas. Salud ha descartado el cierre de espacios públicos, nuevas restricciones a los negocios e implementar mayores controles en las fronteras. A contracorriente de la mayoría de los países del continente, México seguirá sin pedir pruebas negativas ni impedirá el tránsito de personas que no se han vacunado, como ha hecho Europa.

La justificación son las características económicas del país y el desgaste tras casi un año y medio de pandemia. “Tenemos una sociedad desde luego cansada, fatigada, de tener estos largos meses de epidemia, lo que uno le puede pedir a la sociedad en términos de reducción de la movilidad no es lo mismo hoy a lo que era en febrero de 2020”, ha señalado López-Gatell.

Salud también ha adelantado ajustes en el semáforo epidemiológico que regula la reactivación económica y la movilidad, pero no ha dado información precisa sobre los cambios ni cuándo se empezarán a aplicar.

Delta está en el fondo del problema. Al toparse con personas vacunadas, que pueden responder mejor ante la covid-19, el virus muta hacia versiones más fuertes para poder replicarse y llega de forma más virulenta a las personas que no se han inmunizado. Los jóvenes, menos expuestos en las fases iniciales de la pandemia, han tenido que esperar más tiempo que sus mayores para recibir una dosis, una decisión que era razonable.

Proteger a los más vulnerables ha bajado el ritmo de la mortalidad en México, el cuarto país con más defunciones por COVID-19  en el mundo en términos absolutos, según datos oficiales. Pero las nuevas variantes del virus han hecho más urgente que la vacunación se acelere, una tarea compleja para una economía que no está en el grupo de los ricos y para un gigante de más de 126 millones de habitantes.

La pandemia tiene ahora otra cara y, en este nuevo contexto, las vacunas no han llegado lo suficientemente rápido.

El punto de preocupación es que en la transición hacia este último escenario, el grupo de población que más ha salido por trabajo y por el relajamiento de una epidemia que había cedido se encuentra hoy entre los más expuestos.

Un artículo de la revista Gatopardo advierte de que durante los primeros meses de la crisis sanitaria el porcentaje de muertes entre personas menores de 40 años rondaba el 5% y en julio ya representaba el 15% de las defunciones. Más de 38 millones de habitantes han recibido al menos una dosis de la vacuna, un 43% de la población mayor de 18 años, según el Gobierno.

Con todo, hay una brecha en los registros de casi 20 millones de dosis entre las vacunas disponibles y las que se han aplicado, un tema que ha encendido la polémica, mientras el país da sus primeros pasos en la inmunización de personas entre los 30 y los 39 años. Solo en la franja fronteriza con EE UU se ha vacunado a mayores de 18 años, aunque en Chiapas se ha lanzado una política para incentivar a los jóvenes, que recibirán una dosis si llevan a sus familiares a vacunarse.

A la espera de que avance la vacunación, el Gobierno ha vuelto a apelar a la responsabilidad de sus ciudadanos, como hizo en los primeros meses de la epidemia, en especial, de los jóvenes. Estar pendiente de síntomas, caídas en la oxigenación, evitar la automedicación y registrarse para recibir la vacuna cuando esté disponible.

“Es importante que tomen en cuentan todos ustedes que son jóvenes que también ustedes pueden ser afectadas y afectados”, ha insistido López-Gatell.

OP

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