REFORMA EDUCATIVA: ¿RETROCESO O PAGO DE CUENTAS? (II)

*Toca al Senado ratificar sus alcances
*Comparados con la “neoliberal” de Enrique Peña
*E incluir apartado B del 123 constitucional
Luis Alberto Rodríguez

El Senado de la República tendrá ahora que justificar –en periodo extraordinario- el grito triunfal que el pasado jueves entonó la fracción mayoritaria morenista en la Cámara de Diputados Federal de que “Ya cayó” la anterior reforma educativa neoliberal del régimen anterior, tras la aprobación en ese ámbito legislativo de la “nueva” legislación en la materia.

Tendrá que justificar, primeramente en los trabajos de las comisiones de dictamen, los alcances de la nueva reforma, en contraposición con la anterior, toda vez que se aprecia en la mayor parte de sus contenidos, se habla hasta de un 80 por ciento, es una réplica de la anterior; aunque los avances registrados en la nueva propuesta sean significativos, si bien lastrados con el muy cuestionado artículo transitorio número 16 que en este espacio de opinión ya comentábamos y que se teme posibilitará el retorno del poder de las organizaciones sindicales magisteriales (SNTE y CNTE) en la asignación -y hasta venta- de plazas de ascenso y  desde luego en el diseño de planes de estudio y políticas educativas, lo que se vislumbra como un retroceso.

Pero más allá de que la mayoría morenista en el Senado que coordina RICARDO MONREAL, se empeñe en confirmar la visión externada por la diputada ADELA PIÑA BERNAL en la Cámara Baja al aprobarse la reforma educativa en ese último ámbito –con excepción del grupo parlamentario del  PAN y de doce diputados de MORENA, entre los que destacó AZAEL SANTIAGO CHEPI, ex dirigente de la sección 22 de la CNTE, que votaron en contra-, en cuanto a que se logró con el “consenso” entre las partes magisterial e institucional, a la Cámara Alta corresponderá para reafirmar la rectoría del Estado en la educación-, al tiempo de eliminar las “evaluaciones punitivas” contra los mentores.

Me parece que lo importante será que en la Cámara Alta se perfile el tipo de ciudadano, de mexicano, que se pretenderá formar con la nueva reforma, en contraposición, se infiere, con lo postulado por la reforma anterior. En ello, las comisiones legislativas deberán desplegar un amplio debate, en el que indefectiblemente tendrán que considerarse las características del MODELO EDUCATIVO  que deberá definirse y el planteado en 2016 por el pasado gobierno federal.

En ese modelo “neoliberal” del pasado gobierno, que por cierto apenas entró en vigor en el actual ciclo escolar 2018-2019, se planteaba al aula como el centro de todos los procesos y prácticas pedagógicas y concebía a los maestros “como profesionales de la educación capaces de aterrizar el currículo de manera creativa en el aula, de acuerdo a un contexto específico” y propone una colaboración más eficaz entre la SEP y los principales actores en la educación, como los padres de familia, sindicatos, gobiernos estatales, el –ahora por desaparecer- Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la sociedad civil y el Poder Legislativo.

Sin duda el objetivo del Modelo era transformar la realidad y las prácticas pedagógicas en las aulas “para pasar de un enfoque centrado en la enseñanza a uno centrado en el aprendizaje del alumno, en el que el estudiante tendrá un papel más activo en la construcción de su propio conocimiento y aprendizaje”.

En síntesis, el Modelo parte de la premisa de que “más que la cantidad del conocimiento adquirido, lo que verdaderamente importa es su calidad y profundidad”. En otras palabras, es mucho más útil para los alumnos entender conceptos clave para poder aplicarlos de manera creativa en diferentes contextos y situaciones, que memorizar información sin comprenderla realmente.

Para ello, se intentaron cambios que incluyeron una mejor selección de los contenidos, reconocer las distintas realidades de las escuelas en nuestro país y dar mayor flexibilidad a las escuelas para que adapten en currículo a sus necesidades específicas, o sea: “buscar una transformación de las prácticas pedagógicas en las aulas para mejorar los aprendizajes de los alumnos y mejorar los materiales educativos”, como los libros de texto gratuitos.

Con esas innovaciones, el Modelo Educativo que será reemplazado se proponía “formar a niñas, niños y jóvenes que sean ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, y de participar en la vida social, económica y política  de México. Es decir, mexicanas y mexicanos capaces de lograr su desarrollo personal, laboral y familiar, plenamente preparados para continuar sus estudios o emprender su trayectoria profesional con éxito”.

Habrá que recordar que toda reforma educativa entraña un proyecto de control social impulsado por el régimen que la promueve, como es el caso de la recientemente aprobada por la Legislatura Federal y en la definición de ese proyecto jugará un papel fundamental el Senado de la República que como colegisladora tiene la responsabilidad de dictaminarla.

Es por ello que en los esperados debates que en el seno de esa alta representación –que se espera repliquen el esquema de parlamento abierto adoptado por la colegisladora cámara baja- está la clave para que los mexicanos, todos, en las definiciones de la reforma educativa, tengamos un vislumbre del tipo de sociedad “postneoliberal” que se propone formar el nuevo gobierno que encabeza el Presidente ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR.

Por cierto que en la aprobación ayer de la REFORMA LABORAL que se escenificó en el Senado de la República, un tanto apresurada por las presiones de Estados Unidos para dar paso al Tratado de Comercio con ese país y Canadá el hoy llamado T.MEC, muchos temas quedaron en el tintero entre los cuales, ENTRETELONES, se comentaba, debería incluirse precisamente la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, reglamentaria del Apartado B del Artículo 123 Constitucional, cuya última reforma data de junio del pasado 2018, a cuyo amparo quedaron refugiados los TRABAJADORES de la educación y cuyos sindicatos, también, adolecen de muchos de los vicios que la reforma laboral intenta contrarrestar, como la falta de democracia sindical, y otros.

Al cierre de este espacio se esperaba su posible discusión.

Mañana nos leemos.

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