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TRUMP IMPONE SANCIONES CONTRA TURQUÍA

  • El gobierno de Estados Unidos impone sanciones contra Turquía en represalia por la ofensiva contra los kurdos en Siria

Las sanciones apuntan directamente a los ministros de Defensa, Interior y Energía de Turquía, a los que EE.UU. responsabiliza de las operaciones militares del ejército turco en el norte de Siria y cuyos bienes en Estados Unidos han sido congelados.

«Estados Unidos responsabiliza al gobierno turco por el aumento de la violencia por parte de las fuerzas turcas, poniendo en peligro a civiles inocentes y desestabilizando la región», dijo el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, en rueda de prensa.

Se establece también una subida de los aranceles al acero turco y se interrumpen las negociaciones para un acuerdo comercial entre ambos países.

En la orden ejecutiva, Trump dice que las recientes acciones militares de Turquía en el noreste de Siria «socavan la campaña para derrotar al [autodenominado] Estado Islámico en Irak y Siria, pone en peligro a los civiles y amenaza con acabar con la paz, la seguridad y estabilidad de la región».

El mandatario agrega que la ofensiva turca «constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos».

«Por la presente declaro una emergencia nacional para hacer frente a esa amenaza».

Trump ya había anunciado previamente a través de Twitter su intención de sancionar al gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

Igualmente, las tarifas al acero se volverán a subir hasta 50%, el nivel previo a la reducción de mayo», advierte la nota compartida por el mandatario en su cuenta de Twitter.

«De igual manera, Estados Unidos detendrá inmediatamente las negociaciones, lideradas por el Departamento de Comercio, respecto al acuerdo comercial de US$100.000 millones con Turquía», añade.

Trump ha enfrentado fuertes críticas dentro y fuera de EE.UU. por su decisión de retirar las tropas de su país de Siria. El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, insistió en que EE.UU. no le dio luz verde a Turquía para invadir el norte de Siria.

Ofensiva turca

Fuerzas militares del gobierno de Erdogan iniciaron una intervención militar en el norte de Siria la semana pasada en una región controlada por milicias kurdas a las que Turquía considera fuerzas hostiles.

Esta ofensiva busca forzar a las milicias kurdas a abandonar una «zona de seguridad» de 32 km cerca de la frontera sirio-turca.

El presidente turco espera que dos millones de refugiados sirios, actualmente en Turquía, puedan regresar a esa zona.

Pero como muchos de los que regresarían no son kurdos, críticos advierten que esto podría conducir a una limpieza étnica de la población kurda local.

Zonas bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos, fueron fuertemente bombardeadas durante el fin de semana, lo que facilitó el avance turco en dos ciudades estratégicas.

Decenas de civiles y combatientes, tanto kurdos como turcos, han muerto producto de los enfrentamientos.

Las milicias kurdas cerraron el domingo pasado un acuerdo con el gobierno de Siria, con Bashar al Assad al frente, para hacer frente a la ofensiva que fue lanzada el miércoles 9 de octubre por Turquía. Este ataque, dicen analistas, amenaza con convertirse en una crisis humanitaria tras abrir un nuevo frente en la guerra civil que arrasa con el país desde 2011.

Esta alianza entre antiguos enemigos prevé el despliegue de fuerzas leales al gobierno de Bashar al Asad a lo largo y ancho de la frontera sirio-turca.

Esta operación ayudaría a las FDS, milicia kurda que controla gran parte del noreste de Siria, a contrarrestar «la agresión (turca) y liberar áreas a las que el ejército turco ha entrado», anunciaron en un comunicado.

La medida también «abre el camino para lograr liberar el resto de ciudades ocupadas por el ejército turco, como Afrin». Turquía comenzó el 9 de octubre una operación militar contra los kurdos en el norte de Siria.

En una operación conjunta, fuerzas del gobierno turco y rebeldes sirios obligaron a la milicia kurda a abandonar la ciudad de Afrin en enero de 2018.

Por muchos años, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) fueron un aliado estratégico de Estados Unidos en la región y contaron con protección militar estadounidense.

Pero el comandante de las FDS, Mazloum Abdi, admitió, en un artículo publicado por la revista Foreign Policy, que había pactado «compromisos dolorosos» con el gobierno de Al Asad y con sus aliados rusos.

«No confiamos en sus promesas. Siendo honesto, es difícil saber en quién confiar «, escribió.

«Pero si tenemos que elegir entre compromisos y el genocidio de nuestra gente, seguramente elegiremos la vida de nuestro pueblo».

 

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