UNA PEQUEÑA CAJA DE CRISTAL LA LIBRERÍA EUSEBIO RUVALCABA

  • Diseñado por Alberto Kalach, este espacio librero del FCE y la Secretaría de Cultura local abrirá mañana en el Faro de Oriente, ubicado en una zona de alta conflictividad social.

Ciudad de México, 04 de agosto de 2018.- Referente de “una política cultural que ha construido comunidad y paz”, la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente (Faro), abierta hace 18 años en Iztapalapa —“en una zona de alta conflictividad social, donde se ha construido fundamentalmente la infraestructura para el manejo de la basura y los reclusorios”—, albergará a partir de mañana la primera librería pública de la delegación: la Eusebio Ruvalcaba, del Fondo de Cultura Económica.

Esta “pequeña caja de cristal” de 80 metros cuadrados, diseñada al igual que el Faro por el arquitecto Alberto Kalach y que pondrá a la venta unos 40 mil ejemplares de 10 mil títulos, ha sido posible gracias a una segunda alianza entre el sello paraestatal y la Secretaría de Cultura capitalina; la primera permitió la instalación, hace cuatro años, de la Librería Guillermo Tovar de Teresa en el Museo de la Ciudad de México.

Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura local, comenta en entrevista con Excélsior que la idea de esta nueva librería, la número 17 del FCE en la zona metropolitana, surgió tras reflexionar con José Carreño Carlón, director de la editorial, que ésta tenía puntos de venta en diversos países y estados, pero no poseía ninguno en Iztapalapa, la demarcación más poblada de la urbe (tres millones de habitantes).

“Es una zona habitada por migrantes, sobre todo de Oaxaca, Puebla y Guerrero; y ha carecido de oferta cultural y de formación artística. El Faro de Oriente es un proyecto en un espacio no tradicional a los circuitos a los que estamos acostumbrados. Ha madurado esta experiencia y ha creado colectivos de trabajo. La librería forma parte de este ecosistema cultural”, afirma.

Agrega que en esta ocasión se unen las dos experiencias institucionales siguiendo el ejemplo del centro cultural que el Fondo abrió hace tres años en Apatzingán, con el que se busca “la cultura de la paz” para resarcir el tejido social. “La librería como espacio de diálogo, de expresión de las problemáticas de la zona, y, a través de la reflexión, concebir posibles salidas a las crisis de violencia humanitaria”.

El promotor cultural detalla que el recinto librero implicó una inversión de poco más de 500 mil pesos, debido a que “la estructura más cara ya existía, una especie de escenario, sólo se vistió de cristal y se pusieron los libreros”. Añade que el Faro tiene una biblioteca pública y ofrece conciertos, obras de teatro, ciclos de cine y talleres; en estos últimos se tiende al año a 25 mil personas y lo visitan en total unas 200 mil personas en ese mismo lapso.

Por su parte, Héctor Chávez, gerente comercial del FCE, quien especificó las dimensiones citadas de la librería, destaca que el gobierno de la Ciudad de México

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