Venecia, 12 de noviembre de 2021.– En 2019, una tormenta inundó la ciudad italiana con casi dos metros de agua, con vientos suficientemente fuertes como para arrancar las tejas de la Basílica de San Marcos. Una advertencia del cambio climático que ya parece imparable.
«Las condiciones continúan empeorando, no mejorando. Por lo tanto, tenemos la certeza de que en estos meses, el ‘acqua alta’ ya no es un fenómeno ocasional, sino un hecho cotidiano», explica Carlo Alberto Tesserin, primer procurador de San Marcos.
Este año, la Basílica de San Marcos se cubrió de agua cinco veces durante el habitualmente tranquilo mes de agosto.
«El ‘acqua alta’ es un fenómeno que está aumentando cada vez más. Bloquea todos los negocios. Venecia vive gracias a su artesanía y al turismo. Si no hay turismo, Venecia muere», asegura Annapaola Lavena, propietaria del Caffè Lavena.
La única arma de Venecia es el sistema MOSE de barreras submarinas móviles. Un proyecto de 6.000 millones de euros todavía en pruebas. Cuando esté finalizado, en 2023, se activará para inundaciones de 1,10 metros, impidiendo que 12% de la ciudad quede bajo el agua.