VIAJAR PARA ACCIÓN DE GRACIAS PONE EN ALERTA A AUTORIDADES SANITARIAS

  • Se calcula que más de 47,5 millones de personas viajarán en coche para el día de Acción de Gracias, dos millones menos que en 2019

24 de noviembre de 2020.- La imagen quema en los ojos de las autoridades sanitarias estadounidenses: pasajeros que se abarrotan en aeropuertos, estaciones de trenes y de autobuses dispuestos a recorrer cientos, tal vez miles de kilómetros para reencontrarse con sus familias. Un deseo individual más que legítimo en vísperas de la celebración del Día de Acción de Gracias (el jueves 26 de noviembre), pero que puede tener nefastas consecuencias a nivel colectivo debido a la pandemia de la COVID-19.

Por eso, algunos Estados han impuesto nuevas medidas de restricción y otros tratan de convencer a la población para que este año lo celebre en casa:

«Si miramos atrás en el tiempo, sólo para ver la tendencia que tenemos, tardamos nueve semanas y media en pasar de 35.000 casos a 70.000 casos, el doble. Nueve semanas y media. Y hemos tardado seis semanas y media en pasar de 70.000 a 140.000 casos. Así que, se está acelerando la tasa de infección. No la estamos disminuyendo», advertía en rueda de prensa el gobernador de Utah, Gary Herbert.

Según el último conteo de la Universidad Johns Hopkins, la pandemia ha dejado más de 257.000 muertos en Estados Unidos. Con 34.339 defunciones, Nueva York encabeza la lista de estados con más víctimas. Le siguen Texas, con 21.074, California, con 18.743, Florida, con 18.085, y Nueva Jersey, con 16.772.

El mapa cambia ligeramente si hablamos de los estados con mayor número de contagios: Texas y California han registrado más de un millón de casos desde que comenzó la pandemia, y Florida se acerca inexorablemente a esa cantidad. Illinois y Nueva York cierran la lista de los cinco estados más afectados.

El Paso, una ciudad texana de un millón de habitantes fronteriza con México, se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia en Estados Unidos. Los hospitales están saturados de enfermos de COVID-19 y en las morgues ya no caben más cadáveres.

Está por ver el efecto del martilleo constante de las autoridades sobre el riesgo que suponen los desplazamientos internos o el seguimiento de normas como el distanciamiento social o el uso de las mascarillas.

En Nueva York, se ha producido un auténtico escándalo al hacerse público que 7.000 personas asistieron sin mascarilla a una boda judía clandestina. Se casaba el nieto de un rabino.

 

OP

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