EL JUEGO SUCIO SE LAVA EN CASA

*Descalificaciones, denuncias y filtraciones
*Serán generalizadas en campañas electorales
*Para descrédito del sistema político y partidos

Luis Alberto Rodríguez

Tal parece que no sólo las descalificaciones verbales serán las prevalecientes en esta verdadera “madre de las batallas” en que se perfila se convertirá la elección del gobernador -o gobernadora- del Estado de México, sino ya, hasta tempranamente, han surgido elementos que pudieran ser definitivos para anular alguno -o alguna- de los adversarios.

La versión que en  un conocido diario nacional publicó a en torno a cierta investigación que asegura la Procuraduría General de la República realiza de la familia de la candidata del Partido Acción Nacional a gobernadora del Estado de México, JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA, por supuesto lavado de dinero y a denuncia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público “por el trasiego de 400 millones de pesos de presunto origen ilícito” a través de pretendidas empresas fantasmas tras las cuales diversos miembros de esa familia sedicentemente se ampara, más parece un bien montado juego sucio para descalificar a la candidata panista que la persecución consistente de tales delitos, si se considera que hasta el momento de escribir esta columna, no se sabía de la aprehensión o aseguramientos de ninguno de esos personajes mencionados, lo que cabría esperarse de una denuncia que data de diciembre de 2015.

Se sabía de la respuesta que de inmediato emitió la misma candidata, respaldada por los presidentes nacional y estatal de su partido, RICARDO ANAYA y VICTOR HUGO SONDÓN, en conferencia de prensa en la ciudad de México por su parte abiertamente declaraba que  ni ella ni su familia tenían nada que ocultar y atribuían la publicación a una supuesta guerra sucia en donde el Partido Revolucionario Institucional y el gobierno federal que encabeza el Presidente ENRIQUE PEÑA NIETO recurrían de tal forma que “se están usando las instituciones públicas de manera facciosa para tratar de engañar a los ciudadanos”.

Según la versión de VAZQUEZ MOTA y los dirigentes del PAN, esa acción obedece a que “el PRI y el gobierno tienen miedo a perder la elección en el Estado de México y por eso se aferran al poder que han tenido durante casi 100 años”.

Ya el texto publicado de la denuncia que investiga la PGR es más que elocuente en datos de la posible existencia de las empresas fantasmas a que alude y la posible comisión de delitos como el lavado de dinero ilícito, y si existen elementos para ya proceder en contra de quienes se supone implicados, ,como se nombra a varios familiares de la hoy candidata panista, me parece que lo más contundente para en realidad anularla de la contienda electoral desde luego sería su detención o de sus familiares por ello. Si tal no sucede, bien cabe sospecharse de una mera filtración malintencionada -llámese juego sucio-, cuyo sólo objetivo sería influenciar negativamente al electorado en contra de la candidata.

También puede considerarse como juego sucio la reciente denuncia que formalmente presentó el PAN, por conducto del mismo RICARDO ANAYA contra diversos funcionarios estatales y federales por supuestamente realizar la llamada compra del voto al intercambiar la entrega de recursos públicos de los programas sociales por credenciales de elector de los beneficiados, pero sin especificar ni precisar ante la opinión pública la identidad de tales “funcionarios”, ni las pruebas que en su denuncia debieron haber aportado.

Así las cosas, en ambos casos se trata de simples manifestaciones de ese juego sucio que nuevamente como parece será el ingrediente principal de las campañas políticas, en detrimento de la credibilidad del electorado. Y luego se quejan de que el sistema político en general y en particular los partidos estén tan desacreditados.

Pero parece que ese es el objetivo, que los votantes sin filiación directa con alguno de los partidos simplemente manifiesten su repudio al sistema político por medio del abstencionismo y así dejar a los partidos con el cómodo voto duro que los mantiene en posiciones de negociación. Qué lamentable.