EL PODER DE JENNIFER LÓPEZ

  • Es ahí donde presenta apresurada sus opiniones y grandes ideas

Los Ángeles, 8 de noviembre de 2018.-Se suponía que era el día libre de Jennifer Lopez. Pues ella relajándose cerca de su piscina infinita en Bel Air, amigos a su alrededor, música sonando. En lugar de eso, la artista multifacética, productora y experta en creación de marcas, sostuvo cinco reuniones de negocios en su hogar, desde las primeras horas de la mañana hasta la puesta del sol, acerca de negocios ambiciosos que van desde bienes raíces hasta entrenamiento físico.

En el sitio estaba el director de un estudio, algunos que parecían desarrolladores, mercadotécnicos, su socia productora para cine y televisión, su mánager y Álex Rodríguez, su novio. López y Rodríguez tenían esperanzas de cenar juntos, pero “ya ves lo que sucede por aquí”, dijo ella, sin sentir remordimientos, mientras repasaban juntos la agenda del día.

Una linda mansión en Bel Air rematada con mini-cascadas, chimeneas que resplandecen incluso en las habitaciones vacías, y dos conejitos que les pertenecen a los gemelos de 10 años de López podría parecer un lugar poco común para llevar a cabo reuniones de altos ejecutivos.

Pero cuando López se mudó hace dos años, diseñó una oficina a modo de sala de juntas, con todo y una mesa grande.

Es ahí donde presenta apresurada sus opiniones y grandes ideas.

Ahora, al final de su día no libre, entró dando grandes zancadas en sus Louboutin de 10 centímetros, con el gesto de un jinete y el firme apretón de mano de un director ejecutivo, para conversar acerca de cómo su película más reciente, Jefa por accidente, se adapta a su nueva estrategia comercial.

Todo ello yace en el reconocimiento de su poder.

He aquí lo que López, de 49 años, acaba de descubrir: que J. Lo  es aún más valiosa que lo que la industria del entretenimiento le ha reconocido.

Y no es precisamente que esté en busca de un salario más sustancioso, sino que, al igual que muchas personas en el mundo que se han enfrentado a la desigualdad hollywoodense, lo que ella exige, de repente y con vehemencia, es lo que le corresponde. “Quiero lo que merezco”, dijo.

“Entender cuál es mi valor como persona me hizo comprenderlo de otra forma en mi trabajo, también”, explicó.

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