MUERE EL ESCRITOR RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO

  • Implacable en la crítica con el poder y la guerra, poseedor de una riqueza léxica única, precisa y minuciosa, el novelista, ensayista y lingüista Rafael Sánchez Ferlosio, autor «a su pesar» de una de las obras indispensables del siglo XX, «El Jarama», fallece a los 91 años en una clínica de Madrid.

Sánchez Ferlosio, nació en Roma el 4 de diciembre de 1927, hijo del ideólogo de la Falange Rafael Sánchez Mazas y de la italiana Lucía Ferlosio, ingresó a las tres de la madrugada en la Clínica Moncloa aquejado de vómitos, muriendo a las nueve de la mañana, según ha explicado a EFE su amigo el periodista Miguel Ángel Aguilar.

El autor obtuvo el gran reconocimiento del Premio Cervantes, en 2004, así como el Premio Nacional de Ensayo y el Mariano Cavia. Hay que recordar que fue colaborador de ABC además de «El País» y de revistas de ensayos.

Nacido en 1927, hijo del falangista Rafael Sánchez Mazas, Ferlosio, compañero de generación de autores como Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite (su esposa durante diecisiete años), obtuvo el Premio Nadal con la publicación de «El Jarama», lo que hizo que fuera adscrito a la corriente realista (neorrealista para otros) o de novela social posterior a la Guerra Civil, marcada también por libros como «Tiempo de silencio», del citado Martín Santos o «El fulgor y la sangre», de Aldecoa. Doctorado en Filosofía y Letras, entró en contacto en la universidad con estos escritores como Jesús Fernández Santos o Carmen Martín Gaite juntos conformarían la llamada Generación del 50.

Hay que decir, sin embargo, que el debut literario de Rafael Sánchez Ferlosio se había producido cuatro años antes de «El Jarama», en 1951, con un libro maravilloso, «Industrias y andanzas de Alfanhuí». Un libro que con la perspectiva que da el tiempo se ha convertido en un clásico de realismo mágico.

Tras «Alfanhuí», Ferlosio cambió de registro para narrar las peripecias de un grupo de amigos durante unas horas de un día de verano junto al río que da nombre a la obra. «Ni psicologías de andar por casa, ni sentimentalismos, ni interpretaciones, sólo descarnados diálogos, primeros planos, como en una película de Rossellini o De Sica», escribía Manuel de la Fuente en su reseña de este libro en el que destacaba lo descarnado de su estilo.

  • Escribir novelas: «Pereza horrible»

Tras el éxito y la trascendencia de «El Jarama», Rafael Sánchez Ferlosio publicó libros como «Y el corazón caliente» (1961) y «Dientes, pólvora, febrero» (1961). Se centró en la ensayística con títulos como «Personas y animales en una fiesta de bautizo»(1966) y, sobre todo, los dos volúmenes de «Las semanas del jardín» (1974), título de una novela de Cervantes, que son una erudita reflexión sobre las técnicas y los procedimientos narrativos.

Volvió doce años después a la novela, género del que ya se había distanciado de muerte y al que nunca volvería más porque le daba «pereza horrible», y lo hizo en 1986 con una obra que fue finalista del Nacional de Literatua, «El testimonio de Yarfoz» (1986). Así el ensayo era el centro de sus meditaciones, como «Campo de Marte» y los dos extensos volúmenes de «Ensayos y artículos» del 92 y la colección de aforismos «Vendrán más años malos y nos harán más ciegos» con el que ganó los Premios Nacionales de Ensayo y Ciudad de Barcelona en 1994.

«Sobre la guerra (2007)» y «Apuntes de polemología» (2008) son otras dos de sus obras, trazos de una carrera literaria jalonada, además de por los premios citados también por el Premio Mariano de Cavia (2002) y el Cervantes que obtuvo en 2004.

Las últimas publicaciones que llevan su firma son las recopilaciones de ensayos que la editorial Debate ha lanzado en los últimos años: Altos estudios eclesiásticos. Gramática, narración y diversiones (2015), Gastos, disgustos y tiempo perdido (2016), Babel contra Babel (2016) y Qwertyuiop (2017)

  • Siempre crítico

Sánchez Ferlosio se ha caracterizado siempre por mantener una postura crítica sobre temas de interés social y por su antibelicismo. Por ejemplo, en 1983 obtuvo el primer premio Francisco Cerecedo de la Asociación de Periodistas Europeos, dotado de un millón de pesetas de la época, por su artículo «La conciencia del débil se lava en sangre». En noviembre de 1991 fue galardonado con el premio Comunidad de Madrid en reconocimiento a «toda una vida dedicada al arte», en la categoría de literatura. Y hay que recordar también que en abril de 1992 fue investido doctor «honoris causa» por La Sapienza de Roma «por sus altísimos méritos culturales».

«Siempre crítico, encerrado bajo siete llaves en el castillo de su siempre personalísima creación, poco amigo de componendas ni de arrumacos, ni literarios ni políticos, literato de solitaria estirpe, siempre metido hasta las cachas en los berenjenales de su obra y de la literatura, evidentemente, las musas casi siempre le pillan trabajando, y los premios, parece que también. La próxima palabra, la siguiente frase es, probablemente el mejor premio, y el más difícil de conseguir», describía Manuel de la Fuente.

Con esta vida dedicada por entero a la creación, tanto en narrativa, ensayística como periodística, y a una obra compleja y enjundiosa que estuvo marcada por la aparición en 1955 de «El Jarama»,incluso marcada pese al propio Ferlosio, y probablemente la obra cumbre de la novelística de posguerra, y sin duda uno de los textos de la literatura española contemporánea más leídos.

La pérdida de Rafael Sánchez Ferlosio es la pérdida de un personaje único dentro de la literatura española, ha asegurado este lunes el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, tras conocer la noticia del fallecimiento del novelista y ensayista. «Lamentamos enormemente su pérdida y el hueco especial y particular, siempre inteligente, incisivo, alumbrador de su literatura y de su prosa», ha señalado Guirao en una nota.

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