ORDENADOR 140317

*Es tiempo de la transformación del país
*Con base en el sistema educativo nacional
*Uno de los más grandes de mundo
*Y cuenta ya con un nuevo modelo educativo

Luis Alberto Rodríguez

Tras la presentación formal del llamado NUEVO MODELO EDUCATIVO que de alguna manera concretiza -por lo pronto para la educación formal obligatoria-,  las aspiraciones y alcances  de la primera de las reformas estructurales propuestas desde sus inicios por el gobierno de la República que encabeza el Presidente ENRIQUE PEÑA NIETO.

Bien puede considerarse que, aún con las limitaciones que pudieran caracterizarla, con esa reforma el país puede ya iniciar las transformaciones profundas que en plazos perentorios le lleven  a mejores estadíos de bienestar y desarrollo para su creciente población.

Es reconocido que la educación es la base fundamental  para la transformación y progreso de una nación y en México esa transformación ha sido un reclamo que por décadas había sido pospuesto o aletargado  por los gobiernos anteriores y los ideales que desde hace un siglo promovían prohombres como JOSE VASCONCELOS en torno a la educación quedaban un tanto relegados bajo el peso de los intereses particulares, gremiales  y coyunturales de los momentos político y los gobiernos en turno que, sin dejar empero de permitir algunos avances educativos, no accedían a abrir ampliamente las posibilidades de un auténtica reforma educativa.

Aún con las cargas políticas y gremiales que han cuestionado la reforma educativa ya en marcha, habrá que reconocerse que representa un paso definitivo para acceder a la esperada transformación del país y que no fue ideada simplemente como proyecto coyuntural de la actual administración federal, sino más profundamente como la primera base para que la sociedad mexicana avance hacia su propia transformación positiva.

Desde luego en este proceso, además de las instancias educativas formales representadas por sus autoridades e instituciones, para su consecución plena desde luego habrá de contarse con una mayor participación de la sociedad, especialmente de los padres de familia, los maestros y sus organizaciones gremiales,  las organizaciones sociales especializadas y también los medios de comunicación.

Es significativo que ya en la elaboración de este Modelo Educativo, se haya contado con la participación, justamente, de instituciones, autoridades, expertos, organizaciones civiles y, como destacó el Presidente, de maestras y maestros, alumnos y padres de familia. Es un primer paso.

Y un primer paso para transformar este país, con más de 35 millones de estudiantes, 2 millones de maestros y 260 mil centros escolares, uno de los sistemas educativos más grandes del mundo, como destacó EPN.

En ese enorme potencial, que actualmente representa la tercera parte de la población mexicana actual, es la materia prima con la cual es posible la transformación del país, y más allá de fobias o apegos partidistas o aspiraciones de poder coyunturales o no, pertenece a los mexicanos y es a nosotros quienes corresponde aprovecharlo o desperdiciarlo.

Desde luego, para ello se requería una base formal inicial, que así puede considerarse a la reforma educativa en su conjunto y a las leyes secundarias que condujeron a la configuración de este primer MODELO EDUCATIVO que la concretiza,  de cuyo perfeccionamiento y vigencia somos todos responsables.

Por lo pronto habrá que ahondar en los contenidos profundos y proyecciones del MODELO, que como se define sería un instrumento para enfrentar los desafíos de transformar, primeramente, el sistema educativo, como son “ la calidad, favorecer e incluir a los que menos tienen, y lograr el desarrollo integral de los alumnos”.

Para ello, habrá que estar siempre atentos a los que se denominaron elementos esenciales del nuevo Modelo Educativo, como el Presidente PEÑA NIETO enumeró en términos de:

“PRIMERO: Que los niños aprendan a aprender, en lugar de memorizar, a través de un nuevo enfoque pedagógico.

SEGUNDO: Pone a la escuela en el centro de la transformación educativa. “Para mejorar el funcionamiento cotidiano de los planteles, éstos tendrán recursos propios, infraestructura digna y plantillas de maestros completas, así como menos burocracia y, en especial, mayor autonomía de gestión. Me refiero a que la comunidad escolar tendrá mayor capacidad para decidir el destino de los recursos y la operación de los planteles, lo mismo que para incidir en el contenido del plan de estudios”.

TERCERO: El Nuevo Modelo asegura la equidad y la inclusión en el Sistema Educativo Nacional. “El reto es cerrar las brechas de desigualdad para que todos los estudiantes, sin importar su género, edad, origen social, región, condición económica o discapacidad, puedan concluir su proyecto educativo. Para lograrlo, el Nuevo Modelo prioriza que se mejore la infraestructura en los planteles más necesitados, que las becas vayan a quienes más las necesitan, y que las niñas tengan las mismas oportunidades que los niños. También plantea que la cultura y la lengua de las comunidades indígenas sean parte de la formación de sus integrantes, y que los alumnos con alguna discapacidad, estudien en escuelas incluyentes”.

CUARTO: El Nuevo Modelo le da la más alta prioridad a la participación de todos los actores involucrados en la educación de nuestras hijas e hijos. “Mejorar la educación requiere del compromiso y la participación de todos. Por ello, hago un llamado a la Gobernadora y los Gobernadores, a las autoridades educativas de los estados, a las instituciones del sector, a las organizaciones de la sociedad civil, a los padres de familia, a los maestros y a todo aquel que quiera contribuir a este gran proyecto nacional. Sus ideas, su experiencia y sus propuestas, son clave para que este Modelo se convierta en una realidad en todos los rincones del país”.

QUINTO: El Nuevo Modelo fortalece la formación y el desarrollo profesional docente. “Aquí quiero ser muy enfático: las maestras y los maestros son los actores más relevantes para lograr la transformación educativa de México. Ellos son quienes educan, guían e inspiran a nuestras niñas, niños y jóvenes. Por eso, en el Nuevo Modelo Educativo los maestros tienen un desafío y una responsabilidad ineludibles: tienen el desafío de prepararse para ser mejores educadores y la responsabilidad de forjar ciudadanos libres, comprometidos y participativos, a partir de los nuevos contenidos pedagógicos”.

En esos términos, no sólo los maestros y los directamente involucrados en el proceso educativo tienen responsabilidad, sino, opino,  la sociedad entera debe asumir sus tareas. Es tiempo.

 

 

 

 

 

 

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