SU MAJESTAD MORRISSEY LLEGÓ AL ROXY

Que no huela a carne, que no se le mire a los ojos, que no se le tomen fotos de cerca… muchas excentricidades para una sola noche, pero el público se lo respeta; su talento es el cheque al portador para que se le cumplan sus caprichos. Esta madrugada su majestad Morrissey llegó al Roxy para demostrar que el tiempo es su mejor aliado y que su música es parte de la memoria colectiva.

 

Antes de él, los melómanos —La generación Roxy— ya había disfrutado de propuestas como la de James, Smash Mouth y Fito Páez, pero nadie como Morrissey. El músico salió a escena para ofrecer sus canciones más memorables: “Guadalajara, este es mi placer”, dijo. El público se le entregó por completo, pese a que tuvo que esperar más de 20 minutos a partir de que Placebo terminó su participación sonora. La gente siempre estuvo pendiente de su virtuosismo, todo en el marco de una atmósfera bohemia de noche fresca y polvorosa. Y es que no todos los días pisa Morrissey el suelo tapatío.

 

 

 

EN EL PALACIO…

 

 

Un día anterior, en el Palacio de los Deportes, la noche tibia enmarcó la escena en que Morrissey comienza a pagar su deuda con los mexicanos. Ahora es turno del público capitalino, después de que la noche del miércoles, 4 mil 500 regios (cifra oficial) se extasiaron con la actuación del cantante en el Auditorio Citibanamex, donde arrancó su gira por México.

Alrededor de las 21:00 horas, el Palacio de los Deportes apaga sus luces, para dar paso a las “bandas abridoras”. En la orilla frontal del escenario una manta de cerca de 20 metros cuadrados será el vehículo.

Los acordes sencillos y directos de Los Ramones, “1, 2, 3…”, abren los oídos de los asistentes, una canción después James Brown canta con fuerza; los Sex Pistols salvan a la reina y Public Enemy es perseguido. Después se proyectan imágenes, discursos, performance, poemas… La noche preparada por el músico británico está diseñada para hacer al público pensar a través de las imágenes.

Cae la manta, ingresa Morrissey al escenario. En español se refiere al público: “¡Familia, familia!”. Inicia el concierto, “Suedehead” abre la noche: “I’m so sorry… I’m so very sorry”, corea el Palacio de los Deportes, “It was good play…”.

The Smiths llegan rápido a la escena: “How si soon is now? Es cantada en cada segundo de la canción, mientras en las pantallas traseras, módulos de cuatro, refleja imágenes de personajes como Bruce Lee: “I need to be loved, just like everubody else do”. “You have never been in love… The first of the gang to die…” Se corea, cimbra el lugar, en el cual se mezcla el sudor y humo de cigarro.

Morrissey interactúa con el público mientras se desarrolla la noche. “Son muy amables, son un público hermoso. Me siento muy feliz”. Llega la oportunidad de hablar sobre política.

“Tengo algo que decirles sobre el muro de Trump, algo bueno: quizá el muro lo mantenga fuera de aquí”. Sigue la música: “Take me out, tooonight”. “There is a light that never goes out”.

OP

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