ANUNCIAN SEMANA DE ORACIÓN POR LA PAZ SOCIAL

 ANUNCIAN SEMANA DE ORACIÓN POR LA PAZ SOCIAL

 EN MÉXICO Y EN LA ARQUIDIOCESIS DE TOLUCA

Del 10 al 16 de julio del 2023

Lema: “La paz esté con ustedes

Jesús se presentó en medio de sus discípulos, que se hallaban encerrados,
llenos de miedo, y les dijo en dos ocasiones, “La paz esté con ustedes” (cf. Jn
20, 19-23). Desear la paz es ciertamente una manera de saludar, pero es
también el Shalom: la armonía en el interior de la persona, en la relación entre
las personas, en la relación con la naturaleza y con Dios. Esta paz la da la
presencia de Dios; es don divino. Esta paz produce alegría; la alegría de
aquellos que tienen a Dios en el corazón.


MENSAJE DEL ARZOBISPO

Me dirijo con afecto a todo el pueblo de Dios que peregrina en nuestra
Arquidiócesis de Toluca, con el deseo de que en la presencia del Señor
realicemos, en estos siguientes días del 10 al 16 de julio, una “Semana de
Oración”, para pedir a Dios gracias abundantes que nos impulsen a ser
sembradores de paz, frente a los signos de violencia y dolor que existen entre
nosotros.
Pidamos por quienes han sido víctimas de la violencia, por las personas
desaparecidas y por sus familias. Sabemos que la oración que hacemos y las
acciones que realizamos en el nombre del Señor, traen consigo frutos
especiales de vida.
Sumémonos a tantos hermanos que en Jesucristo, Príncipe de la Paz, son en
estas tierras mexiquenses auténticos artesanos de paz.
ACTIVIDADES:
Lunes 10 de julio:
Ofrecer la Santa Misa por quienes han sido víctimas de la violencia.
Reflexión homilética: seamos sensibles ante el sufrimiento humano.
El Evangelio de este día (Mt 8, 18-26) nos habla del sufrimiento humano frente
la muerte y la enfermedad. El sufrimiento, en todos los tiempos y en todas las
culturas, tiene un rostro particular que refleja situaciones penosas y
comportamientos esperanzadores. Mateo, al mantener juntos estos milagros
hechos a dos mujeres, evidencia los rostros concretos del sufrimiento que, a
veces, por la fuerza de la costumbre negamos u olvidamos.
En todas las sociedades de todos los tiempos el sufrimiento de la mujer
muestra el lado más oscuro de una sociedad, así como el lado más vergonzoso
de sus dirigentes. Pero, al mismo tiempo, estos dos milagros manifiestan en
Mateo que Jesús salva incluyendo y salva ofreciendo la vida. La inclusión de
quienes más sufren es un imperativo no negociable. Sólo es posible incluir y
sentirnos incluidos atreviéndonos a buscar a Jesús para suplicarle, como lo
hizo aquel magistrado, padre de la niña; o para tocarlo, como aquella mujer,
convencidos de que en él siempre encontraremos vida y salud. ¿Qué tanto nos
duele el sufrimiento de las personas víctimas de la violencia o de la injusticia?
(Cfr. Misal mensual, p. 58; Ed. Buena Prensa)
Martes 11 de julio:
Oración del Santo Rosario (misterios dolorosos). Podremos ofrecer un misterio
del reosario por las personas que sufren.
Miércoles 12 de julio:
Ofrendar al Señor acciones de caridad con los necesitados, y de reconciliación
con los hermanos.
Jueves 13 de julio:
Hora Santa para pedir por la paz y la justicia en nuestra patria y en el mundo
(sugerencias en el anexo 1).
Viernes 14 de julio:
Invitación para contemplar a Jesús, desde nuestra realidad, en su camino al
Calvario.
Sábado 15 de julio:
Invocar la intercesión de la Virgen María, Reina de la paz, para que nuestra
patria viva en la paz que su Hijo nos dio.
Domingo 16 de julio:
Celebración de la Eucarística para pedir a Dios “la paz y la justicia” en nuestra
patria (sugerencias en el anexo 2).
Anexo 1. Sugerencias para la Hora Santa
ORACIÓN INICIAL
Después de exponer el Santísimo Sacramento, el celebrante se dirige a su sede
y desde allí hace la Oración Inicial, usando uno de los siguientes formularios:
(Misal Romano, Misa por la Paz y la Justicia)
Concédenos, Señor, el espíritu de tu amor, a fin de que, alimentados con el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fomentemos entre todos los hombres la paz que
él mismo nos dejó. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se hace un momento de silencio. Sigue la liturgia de la Palabra.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura: Santiago 3, 13-18 Los pacíficos siembran la paz y cosechan
frutos de justicia.
«Hermanos míos, ¿Hay alguno entre ustedes con sabiduría y experiencia? Si
es así, que lo demuestre con su buena conducta y con la amabilidad propia de
la sabiduría. Pero si ustedes tienen el corazón amargado por envidias y
rivalidades, dejen de presumir y engañar a costa de la verdad.
Esa no es la sabiduría que viene de lo alto; ésa es terrenal, irracional, diabólica;
pues donde hay envidias y rivalidades, ahí hay desorden y toda clase de obras
malas.
Pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros, ante
todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de
misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros. Los pacíficos
siembran la paz y cosechan frutos de justicia».
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 121
R. Escucha, Señor, las súplicas de tus siervos y dales tu paz.
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando
nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
R. Escucha, Señor, las súplicas de tus siervos y dales tu paz.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. Según la costumbre de Israel, a
celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el
palacio de David.
R. Escucha, Señor, las súplicas de tus siervos y dales tu paz.
Desead la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de
tus muros, seguridad en tus palacios”.
R. Escucha, Señor, las súplicas de tus siervos y dales tu paz.
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: “La paz contigo”. Por la casa del
Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
R. Escucha, Señor, las súplicas de tus siervos y dales tu paz.
Oración en silencio.
Aclamación Antes del Evangelio: Juan 14, 27
R. Aleluya, aleluya.
La paz les dejo, mi paz les doy, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio:
Juan 14, 23-29 La paz les dejo, mi paz les doy.
«En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi
palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra
morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están
oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el
Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las
cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan
la paz ni se acobarden. Me han oído decir: Me voy, pero volveré a su lado. Si
me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más
que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda,
crean”».
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía
Luego, el sacerdote dice la homilía seguido por un período de oración en
silencio.
Plegaria Universal Puesto de pie, el sacerdote invita al pueblo a rezar:
Celebrante: Dios es Padre de todas las personas y quiere que todos se
congreguen en una sola familia libre de toda división y distensión. Confiando
en su providencia, ponemos nuestra oración por la paz delante de Él y
suplicamos:
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
1.- Por todos los cristianos y todas las personas de buena voluntad, para que
nunca pierdan la esperanza en la posibilidad de la paz, roguemos al Señor:
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
2.- Por todos los gobernantes, para que puedan escuchar y responder a las
peticiones de los ciudadanos por la paz y la justicia, roguemos al Señor:
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
3.- Por los jóvenes de todas las partes del mundo, para que puedan crecer en
valores, buscando la paz que Dios ofrece al mundo, roguemos al Señor:
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
4.- Por todos los que han muerto, especialmente por aquellos que han sido
víctimas de la violencia, para que el Señor los acepte dentro de su presencia
amorosa, roguemos al Señor:
Todos: Señor, escucha nuestra oración.
Se hace un momento de oración en silencio.
PADRENUESTRO
El celebrante dice o canta la oración del Padre nuestro:
BENDICIÓN DEL SANTÍSIMO.
Anexo 2. Sugerencias para la Eucaristía Dominical
Monición de entrada:
Elseñor Arzobispo, Mons. Raúl Gómez González, nos ha invitado a llevar a cabo
una “Semanal de Oración”, para pedirle a Dios gracias abundantes que
impulsen a los que vivimos en esta región del Estado de México, a ser
sembradores de paz, frente a los signos de violencia y de dolor que vivimos.
Siendo la Eucaristía dominical fuente de paz y fermento de vida nueva,
ofrezcámosla para pedir a Dios que nos ayude a trabajar en la reconstrucción
del tejido social de nuestra Patria, convirtiéndonos en artesanos de la paz.
Oración Universal
Presidente: Oremos a Dios Padre, que en Jesucristo su Hijo nos da vida nueva,
y digamos confiadamente:
R/. Ten piedad de nosotros Señor
1.- Señor, que la violencia realizada con las palabras duras, las armas mortales
o la indiferencia fría desaparezcan de entre nosotros. Que nuestros hogares,
nuestro Estado, nuestra nación y los países de todo el mundo se conviertan en
remansos de paz, roguemos al Señor.
2.- Concede sabiduría a los padres de familia, para que puedan enseñar a sus
hijos a resolver sus diferencias sin violencia y con respeto, y educándolos como
es debido, sepan comportarse correctamente, roguemos al Señor.
3.- Por nuestra comunidad parroquial para que, movidos por el Espíritu Santo
sepamos ser artesanos de la paz, y juntos terminemos con la violencia,
roguemos al Señor.
4.- Por las familias que han sufrido violencia, que Dios les dé fortaleza y sane
sus heridas, roguemos al Señor.
5. Por los militares, policías y socorristas que arriesgan su vida a diario para
garantizar nuestra seguridad, para que Dios los proteja y los libre de todo
peligro; que sepan realizar una acción policial justa y equitativa, y promuevan
la paz y el bienestar en todo nuestro Estado, roguemos al Señor.
6. Por nuestros funcionarios públicos, para que se esfuercen por trabajar por
la paz y la justicia social, roguemos al Señor.
Presidente: Padre bueno, atiende a las súplicas de quienes nos dirigimos
confiadamente a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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